Acompañar…

El momento de acompañar

Acompañar no es lo mismo que cuidar. Tampoco es compartir, ni dialogar, ni negociar, ni solucionar ni debatir ni consolar ni explicar. Cuidar significa hacerse cargo, dialogar es intercambiar ideas, negociar es busca acercar posiciones opuestas, solucionar es accionar, debatir implica defender, consolar es ayudar y explicar dar razones. 
Acompañar no precisa mucho más que ganas, tiempo y dedicación. Acompañar es soltar el ego y la razón. Ubicarse al costado, mantener el mismo paso. Acompañar surge de puntualizar el momento y comprender la situación. Es querer ser compañía que no juzga ni convence. Es saber callar razones y motivos por más que sobren. Es meterse en el mundo del otro para sentirlo casi como propio. Es mirar a los ojos, observar gestos, escuchar las palabras, hilar entonaciones, comprender silencios, respetar pausas. Se acompaña de mil maneras pero con una única meta: estar. Puede ser con una linea, una carta, un chocolate, una flor, una Oreo o una caminata. La mano que se ofrece aun no siendo dada. El abrazo que se escribe, el consuelo que se ofrece. Es tener la valentía de ser para otro más que para uno mismo. Valorar la enorme ganancia que hay detrás de semejante compromiso. Acompañar es no desafiar nada y aceptar cada sentimiento. Que la única motivación sea comprender lo que el otro está sintiendo. Aun sin compartirlo. Asentir aun estando en desacuerdo. No atreverse a minimizar y retroceder si es que nos piden más lugar. Acompañar es estar completamente renunciando a estar individualmente. Usar un poco de sabiduría y guardar para otro momento lo que pensamos u opinamos.Refrenar ese instinto primario que nos lleva a dar tantos consejos. Es ser más educado que nunca mientras dura ese momento.
Quien necesita compañía no siempre sabe pedirlo, pero jamás deja de agradecerlo. Porque acompañar achica miedos y suaviza tristezas. Es acompañando como espantamos soledades. Acompañar a otro es motivo enorme para agradecer el honor de ser convertidos en ángeles de la guarda aunque sea por un pequeño momento. 
Cuando acompañamos nos callamos más de lo que hablamos y, por fin demostramos ese amor y esa humanidad que todos alguna vez declaramos y necesitamos.